Tus cabellos rojos, tus colores rojos que me atrapan, en la blancura de leche de tu mar de piel, inmenso y divinidad hecha mujer, mía y musa artística de mis profundos desiertos que se encienden en movimiento, ya por tu color, por tu miel que chorrea, por buscar(te) en el origen del mundo, mi diosa violenta que emana intensidad y color vivo, color de vivir, sólo busco el origen, la mística presencia invisible/ tangible, de ti, mi amada, que me impulsas y me atrapas, en tu tesoro, aquél secreto chorreante que existe para ser el centro de la tierra, dónde ves el mar y poderosa lo haces tuyo y lo conviertes en una llameante expresión corpórea, tan tuya como mi cuerpo y mis sensaciones todas fundidas entre tus brillantes cabellos rojos como la sangre y bellos como el fruto dulce de nuestra expresión, ansiosa y tranquila, terriblemente hermosa y sólo nuestra, como nuestra complicidad calurosa como el sol de la tarde, vuelvo a desear esas tardes de calor, ambos sofoca