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Una pequeña roca

Luego de interminables monólogos, de constantes luchas de ego, aquél narcisista hombre se calló, no lo pude escuchar. Aquellos debates entre dos ideales se callaron, quedé solo en lo que se sintió como una eternidad… Escuchar la guerra hacía que estuviera seguro, existía el equilibrio y el balance. Sin embargo, aún conservo ciertas pequeñas cosas de él. Ha pasado tiempo desde la última nota autobiográfica, y es por ello que hoy escribo, una carta para el ego, mi ego… o mi corazón. El pleno silencio es bueno, aunque he descubierto brechas de seguridad en la templanza programada. Perdón por tratarme a mí mismo como una roca, sin perturbación ni sentimientos; fue bueno al principio, pero hoy se hace presente el agotamiento y no pido que me entiendas, sólo que me escuches. La Roca, durmiendo sobre un volcán. Un día existió una roca muy particular, esa roca había desarrollado razón y, sin embargo, no entendía lo que estaba sucediendo a su alrededor, se hacía preguntas y no hallaba respuesta
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Individualidad y dualidad. Un pensamiento entrelazado.

—He estado pensando y reflexionando, hemos hablado en ocasiones acerca de unos temas interesantes, estaba recordando justo ahora cuando te decía que quería poder llegar a una individualidad más compleja, sin apegos ni lazos, no lo sé, me siento un tanto triste, no tengo muchas ganas de discutir hoy, creo que tantas ideas me hacen sentir confundido, pienso que el ser humano fue hecho para pensar, como te dije, una vida no vale la pena si no es para la reflexión, me gusta pensar y me gusta imaginar ideas que le den forma a mi vida, cómo has estado? —Teníamos tiempo sin hablar, ¿no es así? Quería llamar tu atención estos días, pero preferí no hacerlo, me di cuenta de que naturalmente estás mejor solo, no me refiero a que seas solitario, sino que mi compañía es grata cuando estás reflexivo, como podrás ver, soy buen observador, he estado bien, tranquilo. Me decías que te sentías triste, ¿Que ocurrió? Entiendo que no quieras discutir como lo hemos venido haciendo, tranquilo, del diálogo sie

All that glitters is not gold.

Ambición? Hallándome locamente enamorado, allá donde la música me atrapa, llorando y cantando, derramando ron y hielo, De la risa al llanto hay sólo una línea, aquella pasada, que sólo vive en la nostalgia, no todo lo que brilla es oro, la felicidad a veces se vuelve llanto, lágrimas y nostalgia, Le escribo hoy a las bellas noches de historias y de ron, allá donde fui feliz y aún no lo supe; pensé “allá fui feliz y no lo supe” Allá fui feliz y no lo supe Quién da más? Quién pone más? No quiero que me vean llorando, no quiero que otro llore donde yo, un hombre de moral? Oh, ha caído cara abajo, lleno de lágrimas. Te extrañaré a ti, a ti y a ti, lo que podía suceder en compañía, las cariñosas groserías y los gritos, no olvidar el limón, quizás busquen hierbabuena sí hacemos unos cocteles, no ha de ser que no lo traigan y tengamos que tomar esa hiel pura, sacada de un rincón de ciudad. Cómo olvidar las noches de merengue, ahora hechas un misterio, Hay cosas que n

La costa y el mar (tú).

Soy un marinero allá perdido dónde el mar arrecia, allá donde las rocas (dos pilares) se ahogan golpeadas por las olas y el (clamor) del mar, inmenso en belleza que me hipnotiza y me hace jadear, pensar quizás en poder tocar las aguas cristalinas y nadar en la profundidad Me gusta la costa, adónde pude en dignidad de un príncipe observar y detallar las rocas (dos pilares) y la arena y sentir la felicidad en mi pecho y el fuego en mis pies por la arena hirviente, hermosa y blanca en esta ocasión como la nieve aunque, un poco tibia, ciertamente hermosa y caliente, dónde podría sentarme o arrodillarme o zambullirme y buscar cada pequeño grano de arena, lamerlo metafóricamente y tocarlo, acariciarlo y sentirlo y ver cómo las olas dañan mi búsqueda y humedecen consigo el arenal y especialmente las rocas (dos pilares) marcadas por el actuar del agua y dueñas de mis miradas sedientas y desesperadas, al ver cómo las gotas bajan y ensucian (embellecen) el arenal y l

Paraíso Tropical.

Tierra virgen, madre de leches coco y del néctar humectante de corazones siempre bellos, cascarones adornados de hermosas guirnaldas, sin distinguir el color ni el productor, vestidos de oro y de nieve, El sabor precioso del ron, tan quemado y tan dulce que se vierte como lluvias como ríos en su gran caudal mar bravo de mis sueños La tertulia magna del espíritu dentro de barriles, de procesos químicos que crean las minucias preciosas y perfectas al gusto del trópico colorido, Retratado sea allá en alta mar, adentro en montañas de café de boleros de buena vista, bailes y hielos, la eterna fiesta de los sentidos. Ron.

Dualidad.

Continúan los diálogos. —Me di cuenta de que no puedo vivir sin el dolor, es parte de lo que conozco como vida, entonces, aceptar el dolor me hace sentir feliz; sentirme agobiado por una querella tan ambigua también me hace sentir realmente feliz, vivir no vale la pena sin analizar. Detenerse a pensar es una cualidad, supongo. —Sí, el dolor es parte de nosotros intrínsecamente, que intentes suprimir el dolor solamente sería un límite, quizás llegues al punto en que lo suprimas, sin embargo, el hecho de hacerlo sería algo antinatural, así lo veo, nuestra naturaleza es sufrir, mejor dicho, sobrevivir. Ser feliz también es parte de nosotros. —Si sigo intentando llegar a suprimirlo, puedo llegar quizás a un clímax, me parece tan interesante la idea de hacerlo, es increíble a donde puede llegar la mente humana, crear, construir, deconstruir. El amor. El amor es parte de nosotros, el amor a la hora de escribir un poema, hacer una acción, quiero hablarte del amor, siento que puedo ser realmen

Individualidad.

— ¿Por qué nos detenemos a pensar? Si es acaso de las nubes, de aquellos bellos colores, paleta de expresión, que se retrata en el cielo que me rebasa, me genera cierto sentimiento de soledad, la rotación de la tierra, pensar en una función cuadrática en el cielo, la belleza comienza donde la matemática termina, y la matemática comienza donde la belleza termina y se vuelve perfección, pero, en nosotros, los seres pensantes, la perfección es solamente una idea, llena de dolor y sufrimiento. Digamos, si fuera un ser perfecto, al menos una muesca, perdería mi color, quizás, mi individualidad. —El dolor nos hace ser humanos, efectivamente sentir dolor me hace ser feliz, quizás es por eso que vivo cada día con una sonrisa, por el dolor que puedo ser capaz de sentir, si fueras un ser biológicamente perfecto, al menos, no podrías ser capaz de sentir dolor, ¿te gustaría dejar de sentir dolor? —No lo sé, quizás el no sentir dolor me haría ser más perfecto conscientemente, perdería el miedo a le