Vientos calurosos de las tres de la tarde, llenándonos de sudor, color rosa en tu rostro y sabor a bloqueador en mis brazos, Bien inmensidad de color, entre las raíces mentales, unidas y hechas dobles, pero una, una mezcla grandiosa y afanada de suspiros, de risas y de preguntas, de rostros asustados, calurosos, afanados también, cómplices, poetas en el boom, curiosos en el placer, queriendo gritar, queriendo reír, un oído aquí y otro allá, miradas delirantes y miradas tiernas, un <te quiero muchísimo>, un <sí lo soy!>, un abrazo y un agarrón, me gustas desde tus ternuras y desde tus afanes, por un momento olvido la métrica, como ahora, también me olvido o más bien me fundo entre tu olvido, porque ya no es uno como tal, sino un encuentro, un fin y un inicio, porque se acaba por un momento el mundo y somos nosotros los dos únicos seres de nuestro mundo, que recién inicia y se condensa en nuestras miradas y sensaciones, en las frases consentidas y