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Antología, complicidad.

Vientos calurosos de las tres
de la tarde, llenándonos de
sudor, color rosa en tu rostro y
sabor a bloqueador en mis brazos,

Bien inmensidad de color,
entre las raíces mentales,
unidas y hechas dobles, pero
una, una mezcla grandiosa
y afanada de suspiros, de
risas y de preguntas, de rostros
asustados, calurosos, afanados
también, cómplices, poetas en
el boom, curiosos en el placer,

queriendo gritar, queriendo
reír, un oído aquí y otro allá,
miradas delirantes y miradas
tiernas, un <te quiero muchísimo>,
un <sí lo soy!>, un abrazo y un
agarrón, me gustas desde tus
ternuras y desde tus afanes, 

por un momento olvido la
métrica, como ahora, también
me olvido o más bien me fundo
entre tu olvido, porque ya no es
uno como tal, sino un encuentro,
un fin y un inicio, porque se acaba
por un momento el mundo y somos
nosotros los dos únicos seres
de nuestro mundo, que recién
inicia y se condensa en nuestras
miradas y sensaciones, en las
frases consentidas y en las fugaces,
es verdad amor, que te amo.

Siempre.

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