Mi soledad se define en el sonido retrofuturista de un piano brillante, preguntas retóricas y movimientos no propios del karate, Hasta que llegas tú… y puedo llegar a tus ojos, desde los míos viendo mi reflejo en tus bellos espejos marrones (el piano ambienta) Ven y vamos a entregarnos a la contemplación de la anatomía, el respirar permítelo ser salvaje, y sírvete un trago de la ambrosía Porque yo ya tengo mi ambrosía servida en medio de dos torres de mármol, construidas por arquitectos sacros, definidas con ojo de costurero, Piedra angular de mis deseos, el centro del mundo, el origen del océano, el rocío que origina la miel, dulce y a su vez salado, espeso y húmedo, brillante como tus ojos marrones al verme tomar la miel desde su origen, abrir sus (tus) puertas y beber de la fuente con mi boca, como lo hace un niño sediento con una llave de agua. Cada lugar nos hace querernos más, déjame decirte al oído que vivir oculta una hermosura a simple vista y más aún,