Tierra virgen, madre de leches coco y del néctar humectante de corazones siempre bellos, cascarones adornados de hermosas guirnaldas, sin distinguir el color ni el productor, vestidos de oro y de nieve, El sabor precioso del ron, tan quemado y tan dulce que se vierte como lluvias como ríos en su gran caudal mar bravo de mis sueños La tertulia magna del espíritu dentro de barriles, de procesos químicos que crean las minucias preciosas y perfectas al gusto del trópico colorido, Retratado sea allá en alta mar, adentro en montañas de café de boleros de buena vista, bailes y hielos, la eterna fiesta de los sentidos. Ron.