Hombre. m. Ser animado racional, varón o mujer.
¿Ya no me quiero esconder? Eso me pregunto -o fue la canción-. No siempre me han gustado algunas formas de pensar, en esas a veces está incluida la mía, después de unos varios meses de “no-pensar” me acabo de encontrar o me he estado encontrando con una barrera bastante… tétrica, ¿verdad? Escuché también que esa palabra significa algo distinto a lo que se piensa.
No fue preámbulo ni prólogo, sólo le doy paso a las letras, que, hablando de ellas, no habían brotado hace un tiempo, me refiero, me había zambullido en una burbuja de recuerdo... Bien, ¿me conoces? Tranquilo, ni yo sabría responder esa pregunta, o no del todo, he cambiado desde hace unos años, pero no veo tanto el cambio, sólo siento que allí está.
Es contradictorio, ya siento más que está allí. ¿Cómo va a ser la vida mejor? Espero sea tan brillante como un villancico, desde hace unos días he estado pensando en varias cuestiones, no son tanto mías sino de mis ojos, me he dado cuenta de que por más que ignore que en mi cabeza resuena una vocecita, maldita vocecita «discúlpame eso, sólo eres bastante intensa a veces», al final del día busca una manera de escudriñar entre lo que viví para intentar decirme tonto anarquista de catorce cumplidos, qué hermoso.
Me presento ahora, lo que me preguntaba estos días me dice requerir seriedad o intensidad, no lo sé bien, pero es una manera de que esta voz hable después de casi un año;
Tóxico. adj. y s. Dícese de las sustancias venenosas.
Es una hiel, esa certeza lo parece. Ser un ser racional, consciente y social requiere bastante de lo que una vez creí, a veces me desconcierta. Ni siquiera hubiese podido creerme hablando, más que todo con aquellos que antes no podía escuchar. Lo necesito, se hace divertido jugar y me estoy volviendo un jugador, uno certero y confuso a la vez, más allá de una actividad natural se hace una probada de lo que antes creía no poder, pero es…
Ya se acabó, no pudo hablar más. No sé qué pasó, créeme que no, una sonrisa se está dibujando en mi boca, creo que se está escondiendo, tal vez tiene miedo o se siente terrible, no me hace falta, ya no me siento unido a ninguna idea o mejor invento casi infantil, no hay nada en mí que diga lo contrario, de hecho, olvidé hasta como se sentía el verme aplastado por un sistema, una terrible sociedad insensata, incorrecta, conservadora, absolutamente inmoral, consumista, clasista, racista y sobre todo, derechista.
¿Puedo reírme? ¿Quieres reírte conmigo, amigo lector? Me gusta eso, aquello no lo dije yo, aún funciona llamar a ese anarquista de catorce cumplidos con esa clase de palabras. Como decía, ya no quiero solamente destruir o juzgar, los acontecimientos me dicen que a través de un grito el mundo no cambia, ni siquiera ha cambiado desde que me sentía así. Poco a poco mi hábitat me sostiene, con un carrito de supermercado, pero me sostiene. No quiero vivir tan encerrado en una caja de vidrio antibalas con arena, un lago y una sombrilla de playa, ah y también un cocodrilo de plástico por siempre, no mientras pueda no hacerlo. Ya es suficiente, ya lo es, desde siempre lo ha sido, encerrado no creo que pueda hacer nada más que verme a un espejo.
No tengo remordimientos por dejar de sentirme apegado al anarquista de blablá, más bien siento curiosidad por ver qué acontece ahora que me siento en blanco, no acepto más gritos sin color, los prefiero divertidos.
Me despido, ya escribí las letras borrosas de varios días juntos, no hay redacción, es una lluvia de ideas. Tal vez no lo vuelva a hacer en un tiempo, ya no es tan común como antes, que tengas un bonito día y adiós.
¿Ya no me quiero esconder? Eso me pregunto -o fue la canción-. No siempre me han gustado algunas formas de pensar, en esas a veces está incluida la mía, después de unos varios meses de “no-pensar” me acabo de encontrar o me he estado encontrando con una barrera bastante… tétrica, ¿verdad? Escuché también que esa palabra significa algo distinto a lo que se piensa.
No fue preámbulo ni prólogo, sólo le doy paso a las letras, que, hablando de ellas, no habían brotado hace un tiempo, me refiero, me había zambullido en una burbuja de recuerdo... Bien, ¿me conoces? Tranquilo, ni yo sabría responder esa pregunta, o no del todo, he cambiado desde hace unos años, pero no veo tanto el cambio, sólo siento que allí está.
Es contradictorio, ya siento más que está allí. ¿Cómo va a ser la vida mejor? Espero sea tan brillante como un villancico, desde hace unos días he estado pensando en varias cuestiones, no son tanto mías sino de mis ojos, me he dado cuenta de que por más que ignore que en mi cabeza resuena una vocecita, maldita vocecita «discúlpame eso, sólo eres bastante intensa a veces», al final del día busca una manera de escudriñar entre lo que viví para intentar decirme tonto anarquista de catorce cumplidos, qué hermoso.
Me presento ahora, lo que me preguntaba estos días me dice requerir seriedad o intensidad, no lo sé bien, pero es una manera de que esta voz hable después de casi un año;
Tóxico. adj. y s. Dícese de las sustancias venenosas.
Es una hiel, esa certeza lo parece. Ser un ser racional, consciente y social requiere bastante de lo que una vez creí, a veces me desconcierta. Ni siquiera hubiese podido creerme hablando, más que todo con aquellos que antes no podía escuchar. Lo necesito, se hace divertido jugar y me estoy volviendo un jugador, uno certero y confuso a la vez, más allá de una actividad natural se hace una probada de lo que antes creía no poder, pero es…
Ya se acabó, no pudo hablar más. No sé qué pasó, créeme que no, una sonrisa se está dibujando en mi boca, creo que se está escondiendo, tal vez tiene miedo o se siente terrible, no me hace falta, ya no me siento unido a ninguna idea o mejor invento casi infantil, no hay nada en mí que diga lo contrario, de hecho, olvidé hasta como se sentía el verme aplastado por un sistema, una terrible sociedad insensata, incorrecta, conservadora, absolutamente inmoral, consumista, clasista, racista y sobre todo, derechista.
¿Puedo reírme? ¿Quieres reírte conmigo, amigo lector? Me gusta eso, aquello no lo dije yo, aún funciona llamar a ese anarquista de catorce cumplidos con esa clase de palabras. Como decía, ya no quiero solamente destruir o juzgar, los acontecimientos me dicen que a través de un grito el mundo no cambia, ni siquiera ha cambiado desde que me sentía así. Poco a poco mi hábitat me sostiene, con un carrito de supermercado, pero me sostiene. No quiero vivir tan encerrado en una caja de vidrio antibalas con arena, un lago y una sombrilla de playa, ah y también un cocodrilo de plástico por siempre, no mientras pueda no hacerlo. Ya es suficiente, ya lo es, desde siempre lo ha sido, encerrado no creo que pueda hacer nada más que verme a un espejo.
No tengo remordimientos por dejar de sentirme apegado al anarquista de blablá, más bien siento curiosidad por ver qué acontece ahora que me siento en blanco, no acepto más gritos sin color, los prefiero divertidos.
Me despido, ya escribí las letras borrosas de varios días juntos, no hay redacción, es una lluvia de ideas. Tal vez no lo vuelva a hacer en un tiempo, ya no es tan común como antes, que tengas un bonito día y adiós.
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