Ir al contenido principal

Vaivén de llanto.


El llanto exige capitulación, la ansiedad mejoró sus artilugios. Mis débiles palabras impregnadas de migajas de café no son escuchadas. Adonde quiera que vaya no dejo de preguntarme si acaso estoy encontrando mi destino. Llegada la noche, esa sensación se acuesta junto a mí, me abraza y poco a poco se va entrañando en la intimidad nocturna de mi corazón. No sé cómo. No poseo respuestas. ¡Acaso estaré envuelto en una desdicha profunda e increíblemente infinita! ¿Cuándo empezaré a divisar las respuestas a mi lúgubre –e inevitable- vaivén? La esperanza quiere abandonar. Día y noche, noche y día, parte de mi mente está atada a deliberar e imaginar un futuro quizás irrealizable. Físicamente me alejo, no quiero tener que lidiar con ese perverso bullicio, encuentro la tranquilidad personalizando al Observador en mis desconsoladas circunstancias, mirar y analizar al ruido sin encontrar respuestas se ha convertido en el hobby de todos los días. Mentalmente elijo descanso, se me hace muy agotador estar rodeado de tanto ruido, ¡me nubla!
Siendo este desconsolado pero prudente Observador encuentro tiempo para quizá, buscar respuestas. Cada vez mis movimientos son más calmos pero mi alma es corrompida por el afán. Cada vez que observo, una lágrima brota, mi interior grita. ¿Acaso habrá algo más que ser el Observador? ¿Podré yo, ser el Hacedor de mi destino? Tengo miedo, no puedo negarlo, la impotencia me golpea, la decepción me ata los pies, la espantosa oscuridad me entrelaza. Mi espíritu sólo reclama amor como lo haría un pequeño niño. Ya no hay forma de luchar, olvidé cómo se siente el éxito. Me siento tan ansioso por encontrar mi verdad, mis extremidades tiemblan, mi quijada se afloja, mis manos sudan. Deseo profundamente encontrar mi camino.

Melancolía, Edvard Munch, 1894.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Individualidad y dualidad. Un pensamiento entrelazado.

—He estado pensando y reflexionando, hemos hablado en ocasiones acerca de unos temas interesantes, estaba recordando justo ahora cuando te decía que quería poder llegar a una individualidad más compleja, sin apegos ni lazos, no lo sé, me siento un tanto triste, no tengo muchas ganas de discutir hoy, creo que tantas ideas me hacen sentir confundido, pienso que el ser humano fue hecho para pensar, como te dije, una vida no vale la pena si no es para la reflexión, me gusta pensar y me gusta imaginar ideas que le den forma a mi vida, cómo has estado? —Teníamos tiempo sin hablar, ¿no es así? Quería llamar tu atención estos días, pero preferí no hacerlo, me di cuenta de que naturalmente estás mejor solo, no me refiero a que seas solitario, sino que mi compañía es grata cuando estás reflexivo, como podrás ver, soy buen observador, he estado bien, tranquilo. Me decías que te sentías triste, ¿Que ocurrió? Entiendo que no quieras discutir como lo hemos venido haciendo, tranquilo, del diálogo sie

Una pequeña roca

Luego de interminables monólogos, de constantes luchas de ego, aquél narcisista hombre se calló, no lo pude escuchar. Aquellos debates entre dos ideales se callaron, quedé solo en lo que se sintió como una eternidad… Escuchar la guerra hacía que estuviera seguro, existía el equilibrio y el balance. Sin embargo, aún conservo ciertas pequeñas cosas de él. Ha pasado tiempo desde la última nota autobiográfica, y es por ello que hoy escribo, una carta para el ego, mi ego… o mi corazón. El pleno silencio es bueno, aunque he descubierto brechas de seguridad en la templanza programada. Perdón por tratarme a mí mismo como una roca, sin perturbación ni sentimientos; fue bueno al principio, pero hoy se hace presente el agotamiento y no pido que me entiendas, sólo que me escuches. La Roca, durmiendo sobre un volcán. Un día existió una roca muy particular, esa roca había desarrollado razón y, sin embargo, no entendía lo que estaba sucediendo a su alrededor, se hacía preguntas y no hallaba respuesta

All that glitters is not gold.

Ambición? Hallándome locamente enamorado, allá donde la música me atrapa, llorando y cantando, derramando ron y hielo, De la risa al llanto hay sólo una línea, aquella pasada, que sólo vive en la nostalgia, no todo lo que brilla es oro, la felicidad a veces se vuelve llanto, lágrimas y nostalgia, Le escribo hoy a las bellas noches de historias y de ron, allá donde fui feliz y aún no lo supe; pensé “allá fui feliz y no lo supe” Allá fui feliz y no lo supe Quién da más? Quién pone más? No quiero que me vean llorando, no quiero que otro llore donde yo, un hombre de moral? Oh, ha caído cara abajo, lleno de lágrimas. Te extrañaré a ti, a ti y a ti, lo que podía suceder en compañía, las cariñosas groserías y los gritos, no olvidar el limón, quizás busquen hierbabuena sí hacemos unos cocteles, no ha de ser que no lo traigan y tengamos que tomar esa hiel pura, sacada de un rincón de ciudad. Cómo olvidar las noches de merengue, ahora hechas un misterio, Hay cosas que n